Vuelvo
a la ciudad que me vio nacer a modo de incógnito, sin pretender que nadie sepa
que estoy aquí, quiero vivir mi vida de antes, una vida sin horarios marcados
para ver a los amigos y para poder disfrutar de la ciudad. Pienso que así
volveré a sentir lo que antes sentía… Craso error. Hay algo que ha cambiado, no
son las calles, ni mi casa, ni mi habitación… Algo ha cambiado y ese algo soy
yo.
Idealizamos lo que no tenemos, nos enamoramos a lo tonto de ciertas cosas
de nuestro pasado y a veces olvido, que soy yo la que he tomado la decisión. La
decisión de vivir el sueño que durante muchos años albergué, irme a vivir
fuera, a la capital, a mi Madrid querido. Y desde el día que agarré con fuerza
mis miedos y tomé la decisión de irme, no me han sucedido más que cosas buenas
y enriquecedoras, desde trabajar en un sitio de mierda que me mostró que debía
luchar por lo que quería, hasta encontrar al amor de vida, mi compañero de
fatigas, de risas, de conversaciones profundas y no tan profundas…
Siento que
tengo parte de mi corazón lejos de mí, me falta el ser más importante de mi
vida a mi lado, pero como casi todas las cosas en la vida, cuando escoges un
camino, sabes que te estás perdiendo otro que también podría aportarte cosas
buenas… Sopesando, creo que realmente escogí el buen camino, que luché por lo
que quise en ese momento y que afortunadamente sigue siendo lo que quiero
ahora.
Siempre pienso que no avanzo, que no crezco, que soy la misma de hace 5
años, pero ahora, reflexionando banalmente, me doy cuenta de que no es así.
Antes era miedica, cobarde, y me preocupa por cosas que nunca llegaba a hacer.
Ahora en cambio, hago más que pienso, vivo más que añoro, y siento más que
anhelo. Realmente es cierto aquello de que el futuro te lo escribes tu,
realmente creo que cuando luchas por lo que quieres, al menos te llevas algo
seguro para tu mochila personal, el saber que lo has intentado, las no dudas de
qué abría pasado, y los baches que has superado y te han hecho crecer como
persona.
Escribo sentada en la misma habitación en la que escribía hace unos
años, la habitación ha cambiado, como yo, pero en el fondo sigue siendo
aquellas cuatro paredes que me inspiraban y me refugiaban del mundo, sigo
siendo aquella persona sensible y soñadora, pero que en vez de quedarse en el
intento, lo intentó y no fracasó, al fin y al cabo, no fracasó, porque de todo
lo malo se aprende y de todo lo malo y bueno se crece. Qué bonito es arriesgarse,
qué bonito es caerse, qué bonito es poder decidir sin ser esclavo de ti mismo… Qué
bonito es decidirse a ser feliz. Qué bonito.
http://vimeo.com/67016348
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