martes, 9 de febrero de 2010

Un trocito de mi intimidad, y también de la tuya...

Carta a mi amiga B


[...] haz el favor de creerme cuando te digo que DE ESTO SE SALE, confía en los demás, frente a tu desesperazana, déjate llevar por la gente que ve la vida tal y como es, una vida llena de colores, olores, sensaciones, algo más que estudios y esclavitud. ¿Te imaginas lo que puede ser ver la vida de otro color? Imagínatelo, una vida tranquila, una vida en la que no dependas DE NADIE NI DE NADA, en la que tú decidas en cada momento que hacer y qué te apetece hacer, en la que no seas tú misma el obstáculo que te impida hacer lo que deseas. Quiero que luches, y que si no te quedan fuerzas para luchar lo digas, como lo dijiste el martes y entonces dejes que otros te sustituyan en esta dura batalla, pero jamás tires la espada y te dejes vencer, porque tu no eres de las que se dejan vencer y menos por algo tan feo como todo esto. Me siento impotente, y algo tonta, porque seguramente de poco te sirvan mis palabras, y encantada te regalaría mis ojos para que pudieras ver lo que a veces, cuando el sol me ilumina, puedo ver yo. Se que es muy duro B, pero el premio que hay tras esta lucha bien merece la pena ¿No crees? Y si ahora mismo no lo crees, porque no lo ves, piensa que debes estar equivocada, y ver la vida de una forma que no es, porque somos millones de personas que nos levantamos cada día, y que no queremos seguir durmiendo.[...]
















..y ahora una poesía, inspirada en y para tí.




Entre atemorizada al reino de mi curación,
permanecí insistente en el camino, con ilusión,
aunque insistentes se hicieron mis malos pensamientos,
más insistente me hice yo, y quise quitármelos, sin compasión.

Durante el proceso conocí a grandes ayudas,
todas ellas con la misma ardua tarea que yo,
quitarse su propia esclavitud y oler algún día la brisa de la liberación.

Pensé en no hacer amigas, y decidí no sentir ninguna emoción.
Pero un día llegaste, y fuiste la culpable de derrumbar mi fuerte yo.

No quise sentir, y me hiciste llorar.
No quise preocuparme, y me hiciste inquietar.
No quise querer y me hiciste quererte.

No sé si primero me abrí y luego tú entraste,
no sé si entraste y después yo me abrí,
la cuestión es que estás dentro B. y ahora ya no puedes salir.

Yo veo una luz, ¿tú?
Es tenue, pero me han dicho que cada vez que avanzas y das un paso al frente,
esa luz brilla más y más fuerte.

Quiero enseñarte mi playa, se llama Liencres,
una playa maravillosa,
rodeada de verdes prados y montañas,
un verde que pica a los ojos,
un verde cántabro,
un verde esperanza.

Y quiero que sientas esa brisa marina en tu cara,
es fresca y huele a sal, y a humedad,
te hace sentir viva y te espabila,
hace que el pelo se te enrede,
y que te abraces a ti misma para no sentir su frío.

Si te enfrentas,
si cada día das un paso al frente, por minúsculo que sea,
y dejas que esa luz te vaya inundando poco a poco,
yo te prometo llevarte de la mano a mi playa,
la playa más bonita de MI mundo, Liencres.














***