miércoles, 20 de abril de 2011

Para mi chiquitina...

Hoy me levanto, por fin, hoy me levanto, y me dirijo a mi pequeña y desordenada habitación de estudio, es mía, parte de mi, soy así. Abro la ventana que da al patio interior y un mar de olores invaden la habitación, me paro, los huelo... que olor tan fresco, es olor a limpio, a suavizante, ahora lo percibo, por fin, ahora lo percibo. Bajo la persiana y la paro un poquito antes de cerrar del todo con ella la ventana, buscando así un poco de intimidad. Me dispongo a sentarme y pararme frente a la pantalla de mi ordenador para escribirte unas palabras mágicas, unas palabras convincentes, seguras, entrañables, realistas, pesimistas, optimistas,... unas palabras como la vida misma, contradictorias. Pero, sabes que pasa pequeña, que no estoy segura de ser una hada madrina, yo conquiste mi territorio, ese territorio que desde tiempos inmemorables olvidé, que luego quise encontrar y lo encontré, pero sin querer, o queriendo, destruí poco a poco hasta quedarme sin un lugar donde estar, donde ser.
Y yo lo conquisté, sí, y hoy me levanto, por fin, hoy me levanto, y ahora percibo, por fin, ahora percibo, y ahora también río, me enfado, discuto, perdono (y me perdono), quiero (y me quiero),... son tan simples y cotidianas mis palabras ¿Verdad? Y es que gracias a esas pequeñas tonterías del día a día, gracias a poder ser libre a hacerlas o no hacerlas, gracias a ellas, una se levanta hoy con ganas de vivir la vida.
Y yo sigo escribiendo, frente a la pantalla de mi destartalado ordenador, creyendo que en algún momento por estos dedos saldrán las palabras mágicas, esas que te arrojarán al vacío de la incertidumbre y te harán dar el salto, probablemente, más importante de tu vida. Pero como te he dicho antes, no estoy segura de ser una hada madrina, de hecho, estoy casi segura de que no soy ese espécimen místico... Es una pena, debe ser una pena sobretodo para ti, porque si no soy mágica, no puedo darte las fuerzas, ni las ganas, ni la valentía que debes estar necesitando... realmente es una pena.
¿Que hago entonces? o mejor dicho ¿Qué haces? ¿Tiras la toalla y te acomodas en ese pequeño trocito de tierra que te aguarda? Puede ser que tal vez no esté tan mal acomodarse, tal vez, una se acostumbre a no estar ni ser, a depender, a sufrir, a no entenderse, ni quererse, ni querer, a que pasen los días uno tras otro igual de gris y doloroso que el anterior... Tal vez, no esté tan mal, sí, creo que tal vez te puedas acostumbrar a todo eso, puede ser que lo que yo quiera para mi, no es lo que otros quieran para ellos. Tal vez, el simple hecho de despertarte a las tantas un domingo, con las sábanas pegadas en la cama por el cansancio de la fiesta del día anterior y subir las persianas y ver el grandioso sol que te espera ahí fuera, y coger y ponerte cuatro cosas, llamar a tus amigas y salir a la calle y decidir estar tumbadas en el césped disfrutando de los cálidos rayos del sol, charlar tranquilamente tumbadas, recordando la fiesta de hace unas horas, esa fiesta en la que sentiste la música, la disfrutaste, la bailaste... sin pensar más que en la música y en la fantástica compañía que tenías...
Tal vez, estás cosas tan simples y sencillas, no vayan contigo y tal vez, quieras acostumbraste y te acostumbres a levantarte un domingo, con las sabanas pegadas en la cama, a abrir los ojos, mirar al techo y no sentir nada, a ver que hay luz tras la persiana, sí, pero y qué, tu no vas a salir, o tal vez sí, pero después de haber hecho una serie de rituales necesarios e impuestos por ti. Y cuando salgas, preocupada por cómo deberán estar viéndote los demás, tal vez te tumbes e intentes disfrutar del sol, pero cuando tus amigas recuerden la noche anterior, tu tal vez sonrías en algún momento porque alguna anécdota pasó, un chico te dijo guapa, o alguien te estuvo observando toda la noche... "que bien, gusté a alguien", pero ¿Y la música? ¿Y las compañías? Tú tenías algo más importante que hacer, sí, intentar acostumbrarte a tu esclavitud. Es verdad, tal vez no todos deseen esas pequeñas cosas que yo un día deseé y que gracias a que un día las quise hoy las tengo.
Sólo decirte, por si en algún momento cambias de parecer y quieres dejar de lado esa fantástica y apaciguada vida que llevas, que empezar a reconquistarte, siendo sincera, realista y tal vez cruda, no es nada fácil, más bien es todo lo contrario. De antemano te digo, que si no estás dispuesta a renunciar a tu maravilloso día a día, a tu maravilloso pequeño terreno, a tu maravillosa y conocida vida, no te esfuerces en intentarlo, ¿O sí? Total ya estás dejando escapar tu felicidad cada día y a cuentagotas, ya estás perdiendo el tiempo, y no estás haciendo nada, tal vez, y sólo tal vez, si empiezas a hacer algo distinto, quién sabe, consigas algo distinto.
Ya ves, al final he escrito mucho y nada mágico, finalmente no soy ese ser místico que aparece en los cuentos de hadas, aunque espero y verdaderamente deseo, que estas palabras hagan algún tipo de efecto sobre ti, mi pequeña, que ya no es tan pequeña, y que veo como se hace grande sin poder ser ni sentir ni vivir... Piensa bien todo lo que has leído, piensa bien pero no por mucho tiempo, porque esto es algo a lo que te has de enfrentar de repente, de golpe, sin pensar demasiado en lo que todo esto te va a suponer, porque si piensas mucho, dudas, te lo digo yo, que sabe Dios cuanto tiempo he estado pensando, dudando y perdiendo el tiempo, y con él momentos especiales, rayos de sol, risas en un parque, noches de fiesta, ... AÑOS Y AÑOS, DE TRANQUILIDAD.



2 comentarios:

Erna dijo...

mi gusta

only know that I love all this dijo...
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